Skimlinks Test

viernes, 31 de enero de 2014

Donuts inspiration

Se nota que estoy estudiando bastante, ¿verdad? No tengo tiempo para publicar nada... Casi casi, ni para cocinar. Pero ¡debo aprovechar que estoy inspirada!

Hoy, que tengo un poquito de tiempo, me he puesto a mirar nuevas recetas. He encontrado ésta de donuts, en Whole Kitchen. Es sencilla, y voy a probarla la semana que viene. Seguramente, tendré que cambiar algún ingrediente, porque en casa me faltará alguna cosa a última hora... ¡ya veréis!

Ah, intentaré poner más fotos que de costumbre. Mis maravillosas amigas me han regalado una cámara de fotos...

¡GRACIAS!

jueves, 23 de enero de 2014

NAPOLITANAS

En mi entrada anterior – escueta y desesperada – os cuento que he hecho napolitanas. Y hoy - ¡por fin! - os voy a poner la receta. Son las napolitanas definitivas. Tienen el sabor que todos esperamos de una napolitana, son cremosas, jugosas y crujientes... brutales.

La receta la he sacado de un libro sobre panes y otras masas que me regaló mi novio estas navidades. He de decir que no es una enciclopedia, y si no tienes algunos conocimientos anteriores puede que haya conceptos que te sean extraños. He hecho ya algunas recetas, y excepto el roscón de reyes, han salido todas deliciosas – pan rústico, fougasse, muffins ingleses...

Las napolitanas son algo que, a pirori, pueden darnos pavor porque creemos que es una receta complicada de realizar. Todo lo contrario. No voy a decir que se trata de una receta rápida porque, seamos sensatos, en la cocina pocas cosas son rápidas. Pero creedme, de verdad que las napolitanas son sencillas de hacer, solo necesitamos una masa leudada hojaldrada de base y, después, un buen chocolate – porque claro, estas napolitanas, como no, son de chocolate.

Así que, para la masa leudada hojaldrada necesitaremos:
  • 250 g de harina tipo 55 (+ 40 para enharinar la superficie de trabajo)
  • 5g de sal
  • 30g de azúcar
  • 1 huevo
  • 10g de levadura
  • 100 ml de leche
  • 130g de mantequilla

y las hacemos así:

Mezclamos todos los ingredientes, excepto la mantequilla, hasta que conseguimos una masa firme y lisa. Hacemos una bola y la dejamos reposar en la nevera, tapada, durante 15 minutos.
Pasado este tiempo, la extendemos con el rodillo hasta formar un rectángulo. En el centro de éste colocamos la mantequilla un poco reblandecida – no fundida, ¿eh? - y plegamos la otra midat de la masa. Extendemos otra vez la masa en forma de rectángulo y la plegamos en tres. La envolvemos con un film transparente y la dejamos en la nevera 10 minutos. Sacamos la masa una vez transcurrido este tiempo y la volvemos a estirar, plegándola por la mitad, y luego en tres. La envolvemos otra vez y la dejamos en la nevera otros 10 minutos más. Repetimos la operación mínimo 4 veces – cuanto más repitamos estos pasos, más hojas tendrá la masa.
Si no vamos a utilizar la masa directamente, la guardamos en la nevera hasta su utilización.

Y aquí tenéis la masa leudada hojaldrada que para tantas cosas os puede servir. Ahora, lo que nos interesa son las napolitanas, y nada más fácil que cojer la masa que acabamos de realizar y:

extenenderla hasta que tenga unos 5 mm de espesor. Cortamos en 5 partes la masa y disponemos, en cada una de ellas, el chocolate – yo puse chocolate de postres y cuando salieron del horno estaba deshecho... mmmhhh – y las envolvemos. Dejamos reposar en la bandeja del horno, bien con papel vegetal, o bien con la bandeja untada de mantequilla para que no se nos peguen las napolitanas. Las pintamos con huevo batido y las dejamos reposar 2 horas. Unos minutos antes de que transcurra este tiempo ponemos el horno a precalentar a 230ºC. Volvemos a pintar las napolitanas con huevo y las metemos en el horno 15 minutos, hasta que estén doradas. Las dejamos reposar cuando salgan, al menos... para que se enfríen un poco, y ¡a disfrutar!

martes, 14 de enero de 2014

Lentejas rápidas (para dos)

Hola de nuevo. Estoy poniéndome las pilas con el blog, estas vacaciones no he tenido demasiado tiempo de actualizar nada y, aunque he probado muchas cosas nuevas, no he tenido aún la oportunidad de compartirlas. Así, intento, ahora que tengo las noches libres, ir contando mis experiencias entre fogones.

No sabía si compartir esta receta, ya que unas lentejas no es un plato demasiado  cotizado, por así decirlo, pero esta receta me trae muy buenos recuerdos. Es una receta que me enseñó mi querida compañera de piso Aida, en aquél Hospitalet de Llobregat cuando ambas estudiábamos en la Universitat de Barcelona, ella podología y yo filosofía. En el piso era yo la que solía cocinar porque es algo que me encanta y ella no disfrutaba mucho entre fogones. Pero de tanto en tanto le gustaba hacer alguna que otra cosilla, y sus lentejas eran exquisitas; también nos arreábamos unas paellas impresionantes... Aquello sí era buena vida.

Bien, que la nostalgia me invade, debo centrarme en la receta de mi queridísima Aida, que he cambiado un poco, pero la esencia es la suya. He puesto en el título de la entrada para dos, porque eramos dos entonces, compañeras y amigas quienes compartíamos piso - y vida-, y somos dos ahora, pareja, compañero y amigo con quien comparto mi vida.

Ingredientes
  • un cuarto de cebolla
  • un cuarto de pimiento rojo
  • un cuarto de pimiento verde
  • un cuarto de calabacín
  • una zanahoria mediana
  • dos xorissets (chistorra entiendo que sería fuera del argot de mi pueblo)
  • dos longanizas
  • tomate triturado
  • ajo
  • pimienta
  • pimiento dulce
  • sal
  • 200 gr de lentejas precocidas
  • aceite

Picamos todas las verduras muy finitas. Rehogamos en aceite primero la cebolla y la zanahoria. Cuando estén blandas, incorporamos los dos pimentones y el calabacín, además del ajo. Dejamos que todo se rehogue bien, y cuando estén las verduras pochadas le añadimos la pimienta y la sal. Incorporamos los xorissets y las longanizas cortadas a trozos pequeños, y cuando estén cocidos, ponemos el tomate - cuatro o cinco cucharadas. Echamos ahora el pimentón dulce y dejamos que se haga un poco más, y le añadimos entonces las lentejas. Un par de minutos, vuelta aquí, vuelta allá, y tenemos unas lentejas rapidísimas y deliciosas.

¡A disfrutar!



viernes, 10 de enero de 2014

Kebab casero!

Estaba mirando yo la televisión después de comer, medio haciendo zapping, medio centrándome en los programas de cocina, cuando aparece una señora india muy risueña que dice: hoy haremos kebab. ¡BIEN! Me encanta el kebab, me encanta la comida especiada, me encantan los aromas hindúes... perfecto; me apunto la receta. Así que, aprovechando que tenía unas brochetas de pollo en el frigorífico que debía utilizar ya, me dispongo a cocinar los kebab. 

Las especias que he utilizado no son las mismas, he jugado con lo que tenía por casa - que es comino, curry y chili picantísimo. La receta llevaba zumo de naranja, y yo le he puesto de mandarina, porque no tenía naranjas. Debo decir que este elemento, primero, me ha sorprendido un poco pero después sabe... buah.

Vayamos pues con la receta.

Para el marinado necesitaremos lo siguiente:

  • menta picada
  • jengibre o cebolla
  • agua de tamarindo o zumo de naranja
  • azúcar
  • garam masala o la especias que más nos gusten 
  • aceite
  • sal
  • chili picante

Dependiendo de la carne que vayamos a marinar necesitaremos unas cantidades u otras de los ingredientes. Nosotros somos dos en casa, de modo que las cantidades son siempre para dos raciones. Debe haber una proporción entre el elemento principal y el marinado. Para dos personas he utilizado un cuarto de cebolla muy picada, el zumo de una mandarina y un par de cucharadas de aceite, además de media cucharada de azúcar. La cantidad de especias que vayamos a utilizar ya es más relativa, dependiendo de la intensidad de sabor que estemos buscando. 

Para marinar, cortamos la carne - en este caso pollo - en trozos muy pequeños y la mezclamos con todos los ingredientes. Debemos dejarla reposar un buen rato, cuanto más, mejor y más sabor va a tener. Lo reservamos hasta el momento de cocinado.



Ya tenemos la carne marinando, ahora a por las salsas. Porque este kebab va a llevar salsa de yogur, y salsa picante. La primera la he sacado de un libro francés que compré estas navidades en Toulouse. La receta de la salsa picante la he encontrado por internet; en varias páginas coincidían con los ingredientes, de modo que me he decantado por la receta que ahora os pondré.

Salsa de yogur
  • un yogur griego
  • dos rodajas de cebolla de un centímetro cada una
  • medio ajo
  • una cucharada de aceite
  • perejil picado
  • menta picada
  • medio pepino
  • sal
Disponemos el yogur en un bol y le vamos añadiendo los ingredientes, habiendo picado primero muy fina la cebolla y el ajo, y también habiendo rayado el pepino. Los mezclamos y reservamos en el frigorífico.


Salsa picante
  • un cuarto de cebolla
  • un ajo
  • tomate triturado
  • chili picante
  • pimentón dulce
  • sal
  • pimienta
  • azúcar moreno
  • vinagre de módena

Cortamos fina la cebolla y la ponemos a rehogar en una sartén a fuego medio, vigilando que no se tueste, pero sí que se vaya convirtiendo en un elemento transparente. Le añadimos el ajo y cuando esté pochado echamos una cucharada de azúcar moreno y lo rehogamos con un chorro de vinagre de módena. Seguidamente, añadimos el chili picante, la pimienta y el pimentón dulce, además del tomate. Dejamos que vaya cociéndose a fuego lento hasta que tengamos una textura que nos agrade. Será este el momento de apagar el fuego y, una vez templada la salsa, le pasamos la batidora.



Aún no tenemos la receta terminada, ahora necesitamos el pan. Para hacer pan de pita - se puede comprar en cualquier supermercado - no tengo una receta buena. Tengo la receta de pan naan, pero quería probar con otra que se pareciese más al pan que usan en los döner. He buscado en un libro de comida vegetariana india pero no aparecía ninguna receta parecida al pan de pita, así que, bendito internet, he vuelto a buscar y, claro está, he encontrado algo que ha conseguido que pueda salir del paso (de hecho debo deciros que ahora mismo me gustaría poder poner una nota a pie de página y apuntar que se me acaba de ocurrir que bien hubiera podido usar cualquiera de las recetas de pan del fantástico libro que mi compañero me regalo estas navidades... pero no... se me ocurre ahora). La receta es la siguiente:

Pan de pita
  • 125 gr de harina de fuerza
  • 75 ml de agua
  • 5 ml de aceite
  • 7,5 gr de levadura de panaderia
  • 2,5 gr de sal
Disponemos los ingredientes en un bol y los vamos mezclando todos hasta que estén integrados. Amasamos unos 10 minutos y hacemos una bola. La dejamos reposar una hora mínimo para que doble su volumen, tapada con un trapo - para que no se nos seque.

Cuando haya pasado este tiempo, y habiendo precalentado el horno a unos 200 grados centígrados, dividimos la bola en dos partes y hacemos dos bolas más pequeñas. Las aplastamos con las manos y formamos unos discos redondos de un centímetro de grosos más o menos. Los ponemos en el horno hasta que estén dorados, que en tiempo serán unos 10 o 15 minutos. 
Si no vamos a utilizar el pan enseguida, lo guardamos en un sitio que no le dé el aire para que mantenga la humedad - podemos cubrirlo con un paño, etc.



Bien, bien, bien. Ya tenemos casi nuestro kebab. El pan está ya caliente y sólo nos queda guisar la carne. Para esto - y sin haber apagado el horno - calentamos una olla, sartén, cazo... que podamos meter después en el horno. Rehogamos la carne con todas las especias,  la cebolla, etc - no es necesario que pongamos todo el jugo. Vamos dándole vueltas y pasados 5 minutos lo ponemos en el horno con el grill encendido. Dejamos que se tueste un poco, et voilà! Nuestra carne kebab deliciosa, sabrosa y jugosa.


Montar el kebab no es tarea difícil. Cortamos - si queremos - un tomate, un poco de cebolla y lechuga. Ponemos capa de ensalada, ambas salsas - no os paséis con la picante -, ponemos la carne, más ensalada, y lo terminamos con la salsa.

¡A DISFRUTAR!









P:D: Puede que comáis kebab porque sea comida rápida, y esta receta parece que conlleva  mucho trabajo, pero en realidad no es así. Si queréis disfrutar de buena comida que, además de sabrosa, la podéis hacer vosotros de forma fácil, no dudéis en probar estos kebab caseros.

miércoles, 8 de enero de 2014

Pizza

Buen año a tod@s, para empezar. Habréis hecho propósitos (supongo) y los habréis cogido con ganas... ¿eh? Si uno de ellos es adelgazar, no leáis esta receta. Pero...¡qué estoy diciendo! Leedla igual, seguro que os aprovecha de un modo u otro.

El título bien lo dice, hoy vamos a cocinar... PIZZA. Hay miles de recetas de pizza, tantas recetas como imaginación tengamos y creatividad utilicemos a la hora de cocinar. La masa... la masa ya es otra cosa. Llevo años haciendo pizza. Primero un amigo me enseño una masa que, sintiéndolo mucho, no acabo de convencerme; muy aceitosa ella y con un sabor que me recordaba más a las cocas que hacen en mi pueblo que a una pizza propiamente dicha. Tiempo después vi al señor Arguiñano dando la receta de una masa que llevaba la mitad de leche y  la mitad de agua. Esta ha sido la que he utilizado durante muchos años, y de la que disfrutamos tanto mis compañeros de piso como una servidora en mis años de estudio de licenciatura. Después he ido buscando, porque no hay una receta que termine de convencerme, y he acabado por consolarme - aunque a todo el mundo le encantan mis pizzas - llegando a la conclusión que fallan dos cosas:

  1. El amasado: la masa de pizza debe quedar muy elástica y para ello debemos estar amasando rato y rato. Solución al problema: una amasadora eléctrica - cosa que no tengo.
  2. El horneado/horno/placa: la temperatura debe ser alta, el horno debe tener potencia suficiente para que lo primero se dé y, por último, con una piedra de horno todo iría mejor. El buen horno lo tenía en mi anterior piso; ahora tengo uno de gas. Lo segundo, ni lo tenía antes, ni lo tengo ahora. :(

Después de estas lamentaciones no vayamos a concluir que no podemos hacer pizzas deliciosas sin esos elementos. Os digo ya de entrada que sí se puede. Ahora bien, no vamos a tener una de esas pizzas de pizzería con una masa fina y ligera, elástica, blanquecina... a no ser que estemos horas y horas dándole a la masa y el horno calentando ad infinitum.


Así que vayamos a por la receta.

Primero, la masa. Es mi versión de masa o, mejor dicho, la masa que más me convence, que mejor me queda... como queráis.

Los ingredientes +/- 2 pizzas:
  • 300 gr de harina (*mira al final de la entrada)
  • 200 ml de agua templada
  • 2 cucharaditas (de café) de sal
  • 12 gr de levadura de panadería
  • 1 cucharada de aceite
Y el procedimiento:

Mezclamos la harina con la sal, y hacemos un hueco (en forma de volcán).
Templamos el agua, con cuidado que no se nos caliente demasiado, ya que a una determinada temperatura, la levadura muere. Diluimos la levadura en el agua y la añadimos a la harina. Seguidamente, añadimos el aceite y mezclamos estos ingredientes en el hueco. Empezamos a incorporar la harina hasta que nos quede una masa elástica. Este proceso, hecho a mano, dura como mínimo 10 minutos, pero cuanto más trabajéis la masa, más se activará el gluten y, por lo tanto, más elástica os quedará. Si tenéis la suerte de poseer una amasadora eléctrica, dejad que trabaje hasta que la masa quede despegada de las paredes y escuchéis un ruido como de bofetón. Entonces, estará perfecta.
A continuación, dejamos reposar la masa, mínimo, 30 minutos - o como se dice normalmente, hasta que doble su volumen.

Mientras, si queréis, podéis ir preparando los ingredientes y la salsa de tomate.

Para la primera:

  • un par de tomates maduros pelados y cortados a trocitos
  • un ajo picado, machacado, o cortado a trocitos diminutos
  • aceite
  • sal 
  • azúcar
Rehogáis todos los ingredientes hasta que nos quede una salsa espesa. Queremos que nos desaparezca el agua del tomate para que no moje la masa y ésta nos quede blanda y fofa.

Para el relleno de pizza:
  • pimentón
  • calabacín
  • cebolla
  • aceitunas sin hueso
  • bacon
  • mozzarella
Cortáis el pimentón, el calabacín y la cebolla a daditos de medio centimetro de lado. No pongáis un calabacín entero, ni una cebolla entera, ni un pimentón entero, ¿eh? A gusto siempre, pero con mesura - hay un término medio, ya nos lo decía Aristóteles y, porque no, mi madre también.
Las aceitunas las cortáis a rodajas finas - cuatro o cinco por aceituna. Para el bacon podéis utilizar el que ya viene cortado, lonchas... A vuestro gusto. La mozzarella - es el queso que más me gusta para pizza, aunque podéis utilizar cualquier otro e, incluso, ninguno - debe recubrir toda la superficie.


Montamos la pizza

La masa, que debe estar ya hinchadísima, la dividimos en dos y hacemos con cada una de las partes unas bolas. La amasamos primero con las manos, dándole forma redondeada y continuando después con un rodillo. Las primeras veces no suele quedar demasiado bien, es más bien algo deforme, pero la estética, en este caso, no afecta a la calidad del producto. Cuando vayáis cogiendo maña, veréis que es muy fácil hacer una masa redonda y bien bonita. 
Después de amasarla, le ponemos la salsa de tomate. Yo la reparto con un pincel de cocina, para que quede más uniforme. A continuación le añadimos la mozzarella y, seguidamente, el resto de ingredientes. La ponemos en el horno y, si éste quiere, en unos 10-15 minutos debería estar ya hecha. Si nuestro horno no es lo suficientemente potente, dejamos la pizza en el mismo hasta que la masa esté dorada y el queso derretido. Por el resto de los ingredientes no es necesario sufrir, si los hemos cortado lo suficientemente pequeños, se nos cocerán sin problema.


Et... voilà! Aquí la pizza casera (casi) perfecta:




* Os recomiendo que la harina no la pongáis toda de golpe, incorporadla poco a poco e id amasando, hasta que tenga una textura elástica; algunas veces puede que no tengáis que ponerla toda y es normal que os sobre un poco casi siempre. Utilizad, si podéis, harina de fuerza, que panifica mucho mejor.